6.1.13

A ti te gustan los lirios

Cerré los ojos esa tarde con angustia. Amaba tanto a Benito, que la certeza de una despedida definitiva se me clavaba como un dolor insoportable en la boca del estómago. Todo fue tan repentino, que sólo él tuvo tiempo de llegar. Nuestra hija estaba escalando el Vallunaraju, a casi seis mil metros sobre el nivel del mar, en la Cordillera Blanca. Le fue imposible enterarse a tiempo. Era verano, afuera hacía un sol esplendoroso y la vida discurría con normalidad mientras a mí me invadía una tristeza infinita. Tranquila Diana, me decía Benito con su habitual serenidad, el amor nunca se extingue, tú nunca te irás de aquí. Nos queda tanto por hacer, le expresaba entre lágrimas, cómo voy a dejarte solo... seguir leyendo

Todos mis cuentos

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Fotografía (c) John Earley/ flickr.com