22.4.06

Cosas de la vida


Attic / Copyright ©2005, juan carrillo 2004

Hay días en que muchas cosas forman parte de mí, como mi nombre, mis cejas o mi biografía. Por ejemplo el fluorescente que ilumina cada noche esta pantalla, mi pequeño posavasos de aluminio o este viejo cojín azul sobre el que descansa mi doblada espalda. También mi cafetera eléctrica, la canasta de frutas, la jarrita de agua hervida, el control remoto de mi pequeña TV, las dos almohadas blandas que me ayudan a encontrar el sueño después de cada medianoche o el espejo largo del baño. Cada detalle resume un trozo de mi historia y es producto de una cadena interminable de pequeñas decisiones, es decir, de elecciones, renuncias y postergaciones.

Hay días, sin embargo, en que nada forma parte de mí. Se desprenden la luz, el café, la almohada, se desprende mi espalda, tanto como la fruta, la TV y el agua. Se desprenden mis huesos, mi piel, mi cara, se desprenden mis sueños, el reloj, mi cama, ya nada está en mí ni lo requiero. Hay días en que todo me hace falta para entender lo que soy o lo que he sido. Hay días en que nada me es preciso para definirme y podría definirme a secas, es decir, a partir de nada, como el día en que vine al mundo y, a veces tiemblo de pensar si acaso, como el día en que saldré de él.

Hay días en que necesito todo lo que tengo para seguir siendo y perderlo o arriesgarlo sería casi como convocar la muerte. Hay días en que puedo o necesito prescindir de todo para ser aún reconocible en el mundo o merecer la vida. Reescribir la propia historia -quiero decir, por ejemplo, elegir otras cosas, renunciar a otras cosas, postegar otras cosas- requiere de osadía, pero no se si de motivos. Como si reinventarse cada cierto tiempo fuese un ciclo inevitable de la vida y, según como se sienta, un don o una condena.

Cuando eso ocurre, sin embargo, no hay fórmulas para disimular sin culpa la ilusión o la esperanza que te brota en la piel, ni para impedir el dolor, la soledad, la incertidumbre que, a la vez, se enroscan en tu corazón.

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Todos mis cuentos

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Fotografía (c) John Earley/ flickr.com