10.10.12

Volver a penas

Sí. No hay vacuna contra la decepción, la frustración o la pérdida. Desde el primer malestar por la leche que no llega cuando más falta nos hace o la indolente indiferencia adulta a nuestras primeras lágrimas, hasta la partida definitiva de alguien que amamos, el agobio estacional de la soledad o el repentino desvanecimiento del amor, la experiencia del dolor y el desconcierto atraviesa inevitable todas nuestras edades. No es el único transversal, afortunadamente, pero a pesar del temor o desazón que nos provoca la posibilidad del sufrimiento, no hay prevención ni inocencia que valga contra tan respetable e invasiva emoción... Seguir leyendo 

Todos mis cuentos

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Fotografía (c) John Earley/ flickr.com