
Ahora llena tus manos y tus brazos, después se desvanece. Y no sabes cuándo ni hasta cuándo. Te embelesa y se desliza sigilosa por tus venas, se viste de sonrisa, se lacia el pelo, se transforma en email y hasta toma un nombre. Podría quizás volverse chocolate o comida orgánica, mejor aún un vaso de milkshake o un inesperado folletín de espectáculos que no te atreverás a usar... Sigue leyendo